El Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrocha esconde innumerables elementos de interés tanto para visitar en familiar, con amigos, en pareja e incluso solo. Es un ambiente único, con una tierra volcánica que no es habitual y por eso hace que ese Parque Natural sea uno de los más especiales de la Península Ibérica.

En esta entrega os enumeraremos los diferentes ambientes naturales de interés que forman parte de la zona volcánica del Parque Natural de la Garrocha.

Además, con el famoso volcán del Cumbre Vieja de Las Palmas en las Canarias, el interés por las zonas volcánicas ha crecido, por lo que hace aún más interesante conocer todos y cada unos de los ambientes naturales que esconde esta zona:

Volcanes: la cuarentena de volcanes del Parque Natural pueden disponer de cono volcánico (acumulación de materiales en erupciones relativamente tranquilas) o no, en caso de erupciones muy explosivas. Normalmente los volcanes están recubiertos de vegetación.

Coladas de lava: el magma que asciende cuando la presión es baja sale en forma de colada de lava y recorre y llena los valles. Posteriormente la erosión del agua de los ríos va poniendo al descubierto formas diversas según el enfriamiento de la lava: columnas, losas, superficies deformadas…

Encinares: la encina es la especie arbórea en los sectores más mediterráneos, donde en invierno no bajan mucho las temperaturas. En los lugares más calientes la acompañan otros árboles, arbustos y lianas de hoja perenne, formando encinares mediterráneos, típicamente subtropicales, densos, impenetrables y resistentes a la marcada sequía estival. En los lugares más frescos desaparecen las plantas más tropicales, constituyendo encinares de montaña de transición hacia los bosques caducifolios templados.

Robledales submediterráneos de roble pubescente: en zonas con temperaturas invernales todavía un poco más bajas y sequía estival menos marcada, dominan los robles con varias plantas en general caducifolias, propias de esta zona más húmeda y fría de transición entre la región mediterránea y la región centroeuropea.

Robledales centroeuropeos de roble albar: el roble albar, con fresnos, arces y tilos, mantiene algunos bosques húmedos en la parte occidental del Parque
Natural, suelos húmedos todo el año, con plantas propias del centro de Europa, algunas de ellas muy raras en Catalunya, que florecen en primavera.

Hayedos: los bosques de hayas se extienden por las umbrías más montanas, siendo más abundantes hacia el oeste, sobre sustratos relativamente secos pero con una humedad atmosférica suficiente durante el verano -en forma de lluvias, nubosidad abundante o nieblas-.

Bosques de ribera y zonas húmedas: los ambientes fluviales y las zonas húmedas son más abundantes en la parte occidental del Parque Natural, con más nubosidad y pluviosidad, y más escasos en los sectores mediterráneos. Los alisos, fresnos, chopos, álamos y sauces recorren los cursos fluviales y, en las zonas húmedas, aparecen formaciones de lindes, berro y otras plantas acuáticas.

Matorrales y malezas: el abandono de pastos y cultivos favorece la formación efímera de setos (zarzas, emborrachacabras, endrino y espino blanco), de malezas mediterráneos (brezos, estepas y romero) en el dominio de los encinares y los pinares, y de matorrales (hiniesta y helecho) en el dominio de los robledales centroeuropeos.

Afloramientos geológicos: los riscos ocupan un espacio relativamente reducido en superficie, y por lo tanto son importantes para varias especies típicas de estos ambientes, como por ejemplo algunas plantas rupícolas o algunos invertebrados, o como zonas de nidificación para algunas rapaces. Algunos afloramientos tienen un gran valor desde el punto de vista geológico.

Prados y cultivos: los ambientes antropizados también son una oportunidad para muchas plantas y animales. La intervención del hombre mantiene espacios abiertos con pequeños pastos en lugares menos accesibles, bosques aclarados o espacios extensos cultivados.

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